Es obvio que el amplio y veloz progreso que ha tenido la tecnología en las últimas décadas ha supuesto modificaciones trascendentales en nuestra vida diaria, principalmente en nuestro trabajo. Uno de los cambios establecidos en el campo laboral es la aparición del teletrabajo.
Lic. Natalia Silva
El teletrabajo se define como la relación laboral que establece una empresa y un empleado, por medio de la cual el trabajador colabora a la organización con sus servicios en determinado campo, tal como ocurre en toda relación laboral, pero presenta un aspecto especial que la hace diferente: la relación laboral que aquí se establece no es presencial, sino que se realiza a distancia y está mediada por la tecnología, básicamente por la Internet, ese gran invento que nos brinda no sólo autopistas infinitas de información sino que, además, ha hecho posible un cambio importante en el significado de las relaciones y las comunicaciones.
Hay dos grandes modalidades de teletrabajo, algunas de ellas estipuladas en los códigos laborales: el teletrabajo de tiempo total o parcial y el teletrabajo free-lance. En el primero, el empleado trabaja desde su casa o espacio propio diferente de las instalaciones de la empresa que lo contrata, se mantiene conectado con sus superiores y compañeros de trabajo por medio de la tecnología y cumple un horario fijo establecido; la segunda modalidad difiere de la primera en que aquí no hay un horario fijado, el empleado cumple con sus tareas y presenta resultados a su empleador, pero su ritmo de trabajo lo fija él mismo, así como también la interacción con sus superiores.
Por la distancia presencial que implica el teletrabajo y la carencia de supervisión inmediata de parte del empleador hacia su empleado, esta relación laboral supone fijar sus bases en la confianza, la autogestión, la comunicación constante y el reforzamiento continuo de la identificación del individuo-trabajador con los valores pilares de la empresa u organización para la cual labora. La relación entre la jefatura y el empleado debe ser de confianza abierta y mutua, estrecha y beneficiosa, que conlleve la motivación de ambas partes y que promueva la delegación de responsabilidades al trabajador gracias a su desempeño, su autonomía, su compromiso y sus resultados, esos que se reflejan aun en la distancia y que colaboran con el crecimiento de la empresa. Así, reitero, el valor principal de esta relación es la confianza.
En cuanto al perfil del teletrabajador, este debe ser superior a lo que están acostumbrados los empleados tradicionales. La motivación por el logro, la habilidad para el trabajo autónomo, la autodisciplina, autogestión, constancia, responsabilidad y compromiso, la abstracción, análisis, síntesis y la visión holística han de estar en el listado de sus competencias básicas de desempeño, todas ellas junto a una muy importante: la lealtad. Asimismo, la capacidad de interrelación y el buen manejo discursivo son relevantes, pues de ellos depende mantener el equilibrio y la interacción social positiva, claves al momento de formar equipos de trabajo exitosos, ya sean físicos o virtuales.
Con el desarrollo del teletrabajo se cambia la visión de las relaciones laborales, adjudicando mayor confianza y libertad a la acción del empleado, confiando en sus habilidades, fortalezas y gestión, asociadas con sus competencias e intereses, acordes con los de la empresa. Se abre así la puerta a un futuro laboral diferente, mediático, si, pero tan real como las interacciones presenciales, un futuro donde la productividad supera los límites físicos, geográficos, cuyo valor agregado será el confiar en otros, algo muy diferente de "supervisar" el trabajo de otros. En esta modalidad laboral el éxito lo definen los resultados, no los horarios, ni la permanencia en una oficina, ni la supervisión directa de las tareas.
El teletrabajo no implica, para nada, la extinción de las relaciones humanas en las organizaciones, sino su ampliación en concordancia con el mundo actual; implica el rompimiento de barreras y prejuicios y se dirige al mejor desempeño de la propia empresa y a la calidad de vida del trabajador. El teletrabajo hace pensar en un futuro más humano, aunque tecnológico, donde se desarrollan las capacidades creativas del individuo, donde se promueve la autonomía y autodisciplina en pro de la sociedad.
La tecnología, contrario a lo que muchos piensan, une a los individuos, no los separa y de esto damos cuenta quienes estamos inmersos en el teletrabajo. La tendencia en las organizaciones, sin dejar de lado las relaciones laborales físicas, se orienta a convertir las empresas en centros de desarrollo social y personal, donde se promueva el equilibrio profesional integral del empleado productivo, y que corresponde a la organización con su creatividad, compromiso y resultados positivos.
Nuevos escenarios laborales se presentan en el cambiante y rápido siglo XXI, ¿está usted en la onda del progreso?
(La autora es Lic. en Filología de la Univerdidad Nacional de Colombia y Mg. en Literatura. Se desempeña como traductora. Puede contactar con la autora desde autores@tisoc.com).