Por Mauricio Bock
En alpinismo, cuando un grupo se propone realizar una escalada se dispone a atarse a través de una única cuerda que será el respaldo de la vida de cada uno. En este concepto de sobrevivencia denominado espíritu de la cordada cada miembro entrega su vida confiando plenamente en los demás. El éxito consiste en llegar todos a la cima.
En los negocios, muchas veces observamos que los equipos no logran esa unión y el individualismo gana muchas veces el espíritu de equipo. Sin lugar a duda el trabajo en equipo es una de las formas más eficiente de trabajo. Permite unir fuerzas, ideas para cumplir un mismo objetivo. Sin embargo cuando las metas no están puestas de manera conyugadas, respetando los objetivos de grupos e individuales, nos enfrentamos a una competitividad individualista nefasta para la organización.
Para restablecer la unión es necesario que los objetivos sean claros y trazados en base a la visión y misión de la organización con un decante controlado para cada área. Es cuando la responsabilidad individual sobre el equipo toma forma y donde cada miembro se esmera para apoyar a los demás en el cumplimiento de su objetivo, el mismo que impactará al objetivo general del grupo y por ende de la organización.
Recomendaciones:
- Establezca cuales son los retos y trace prioridades estratégicas para alcanzarlos.
- En base a estas, establezca iniciativas críticas que deban de realizarse.
- Organice de manera conjunta las fechas de los entregables de los especialistas de tal manera que tengan sentido para la organización y no se tropiecen con los objetivos individuales.
- Haga participe sus clientes internos.
- Mida los avances semanalmente y vea como apoyar a quienes podrían presentar un atraso en sus labores en vez de buscar un culpable.
- Mantenga siempre una actitud positiva de apoyo y de reconocimiento.
- Celebre los avances y los éxitos.
Mauricio Bock, profesor de Centrum, Universidad Católica.