El entorno y los ambientes laborales, implican cotidianamente retos, que tienen su origen en las interacciones personales entre los distintos trabajadores. No siempre es fácil hacer valer nuestros derechos, nuestros sentimientos o nuestras ideas ante los demás, y a veces resulta más difícil expresar nuestro criterio de modo claro y conciso. La conducta asertiva, se nos presenta como una herramienta básica para enfrentarnos a los desafíos del entorno laboral.
Existen muchas definiciones de asertividad, si bien una de las más conocidas sea la de L. Sánchez (2000), entendida como la "expresión directa de los propios sentimientos, deseos, derechos legítimos y opiniones sin amenazar o castigar a los demás y sin violar los derechos de esas personas", y quizá nos convenga enriquecerla con la aportación que hace Hernández (2003), añadiendo que "una conducta asertiva facilita un flujo adecuado de información en los grupos de trabajo y potencia la creación de más de una solución a los posibles problemas laborales que vayan surgiendo en el día a día". Como vemos, excede en mucho, lo que habitualmente entendemos por asertividad, que es “saber decir si o no”, ya que es algo más intenso y agudo, y tiene mucho que ver con otros factores personales.
Ser asertivo implica defender sin miedo el derecho personal a expresar las ideas y emociones personales, a utilizar nuestro tiempo y dinero como estimemos oportuno, sin necesidad de sentirse culpable por ello, el derecho a decidir si queremos o no ayudar a alguien, a preguntar sin vergüenza lo que necesitamos saber, a pedir ayuda cuando la necesitemos, y en definitiva, de acometer un sinfín de comportamientos de los que, en ocasiones, uno se siente incapaz como consecuencia de sus características débiles de carácter, o de la falta de ideales y objetivos, lo que deviene en una irremediable pérdida de autoestima.
En la empresa, cuando un trabajador se comporta asertivamente, es capaz de expresarse con serenidad y libertad a sus jefes, y plantearles sus inseguridades o las dificultades con las que se encuentra en su departamento. Un líder asertivo sabe dirigirse a sus subordinados, (algo que no siempre se hace bien) respetándoles y sabiendo gobernarlos, y siempre recogiendo sus pensamientos y proposiciones. Un líder asertivo no precisa de la agresividad, ni de las amenazas, el chantaje o el hostigamiento, para dirigir a sus subordinados.
El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, en su Nota Técnica de Prevención nº 667: “La conducta asertiva como habilidad social”, diferencia la conducta asertiva, de la agresiva y de la pasiva, y dice que una conducta asertiva o socialmente hábil: “Implica firmeza para utilizar los derechos, expresar los pensamientos, sentimientos y creencias de un modo directo, honesto y apropiado sin violar los derechos de los demás. Es la expresión directa de los propios sentimientos, deseos, derechos legítimos y opiniones sin amenazar o castigar a los demás y sin violar los derechos de esas personas. La aserción implica respeto hacia uno mismo al expresar necesidades propias y defender los propios derechos y respeto hacia los derechos y necesidades de las otras personas”.
En el mundo de la empresa, ha estado demasiado estimado el papel del directivo agresivo, en menoscabo del asertivo. El perfil del directivo agresivo está definido en las palabras que les dirigía a sus alumnos, de un Master Business Administration, un importante Directivo Bancario: ‹‹Cuando yo pregunto por las capacidades de alguien, y me dicen: “Tiene un excelente currículo”, “Es un magnífico profesional”, “tiene mucha experiencia”, yo siempre pregunto si tiene instinto. Por instinto entiendo las características que debe reunir quien está destinado a ejercer de líder en una organización de alto rendimiento. Instinto… y perdonadme que os lo diga, yo empleo la palabra un poco más completa… yo empleo la palabra: “instinto criminal” ››
En el lugar de trabajo, las relaciones con el entorno, son claves a la hora de determinar el grado de satisfacción que los trabajadores tienen en su puesto, y para ello, vencer las vergüenzas, los miedos, los temores, enfrentarse a los problemas derivados de tener un bajo auto concepto, van a ser pasos claros para romper con los bloqueos emocionales que nos impiden decir lo que queremos decir, o defender lo que queremos defender.
La citada Nota Técnica sitúa a la asertividad como una variable predictora del éxito en las organizaciones, ya que: “Una conducta asertiva facilita un flujo de información en los grupos de trabajo y potencia la creación de más de una solución a los posibles problemas laborales que vayan surgiendo, dichos problemas cuando surgen y son transmitidos de forma asertiva reciben diversas alternativas y puntos de vista permitiendo una resolución adecuada”.
Dionisio Contreras Casado
Educador Social. Experto en Drogodependencias. Formador de Inteligencia Emocional.
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