Me encanta la frase que dice “¿Tomas
algo para ser feliz? Sí, tomo decisiones.”
La toma de decisiones implica elegir y
son, precisamente, nuestras elecciones diarias lo que van haciendo nuestra
vida.
Lo que eres hoy, lo que tienes, con
quien estás y lo que estás viviendo son producto de tus decisiones y elecciones
de ayer.
¿Eres feliz? ¿Te gusta tu vida?
¿Elegiste tú? ¿Dejaste que otros eligieran por ti? ¿Te gustaría cambiar tu
vida? Preguntas difíciles ¿verdad?
El pasado no lo podemos cambiar y del
presente quizá algunas cosas no, pero otras estoy segura de que sí. Son estos
cambios lo que te traerá un futuro mejor. ¿No es en lo que todos pensamos, en
un futuro mejor que nunca llega? No es cuestión de esperarlo, se trata de
crearlo.
Ese futuro mejor no llega porque no
actuamos en el presente, el futuro no se fabrica por azar o por suerte. Empieza
a hacer cambios hoy y créate un futuro mejor. Un día será un presente
que te permitirá seguir construyendo mejores futuros.
Todo es cuestión de decidir hacer cambios.
¿Qué cambios son esos?
Haz un repaso de tu vida y observa lo que no te gusta, lo que
puedes cambiar, lo que puedes eliminar, lo que puedes mejorar y empieza por
algo, aunque sea pequeño.
Cuando empieces a ver resultados, te animarás a seguir haciendo
cambios. Cuidado, porque es adictivo y contagioso.
Seguro que conoces a alguien a quien has visto hacer un giro en
su vida. La primera pregunta que le haces es ¿qué has hecho para estar tan
bien? Y las posibles repuestas: cambié de trabajo, me separé, empecé a hacer
deporte, me casé… o eliminé de mi vida lo que no me dejaba ser feliz. Cada uno
tendrá sus propios frenos.
Si haces cambios ¿será tu vida un remanso de paz y felicidad?
No, rotundamente no. La vida es una continua toma de decisiones y elecciones
que conllevan miedo, inseguridad, incertidumbre. Y esto es lo que no nos gusta
porque supone un esfuerzo, pero todo tiene un precio.
Es por eso que la felicidad es una elección, es una decisión. No
se compra, no se vende, no se aprende, no está en los libros.
Hay elecciones que te ayudarán a estar mejor, sea como sea tu
vida.
Elije tu actitud. Es la actitud la que
dicta tus pensamientos, estos tus decisiones y como consecuencia tus
resultados. En cada situación del día puedes elegir cómo reaccionar. No siempre
lo hacemos de la mejor manera, pero con la práctica el tiempo entre la elección
y la reacción se hace más largo. Sentirás que eres tú quien domina, no tu
mente.
Elije tus hábitos. Todos tenemos hábitos que
no nos ayudan a estar mejor. Si empiezas por uno de ellos y “decides”
comprometerte a cambiarlo, el resultado será positivo “impepinablemente”. ¿Qué
hábito vas a cambiar?
De la misma manera puedes incorporar nuevos buenos hábitos que
sabes que sólo te traerán beneficios. ¿Cuál será el primero?
Elije tu compañía. Huye de las personas
negativas, de las quejicas, de aquellas que sólo buscan aprovecharse de los
demás, de las que están al tanto de la última mala noticia. No podemos evitar
que nos hagan daño la primera vez, pero seguir cerca es una elección tuya.
Elije un tiempo para ti. Pensar en ti, tener tu
tiempo, tu espacio y tu libertad no es ser egoísta. Es una necesidad. Para
estar bien, lo primero es cuidarte física, mentalmente y espiritualmente.
Elije tus pensamientos. Quizá estés pensando que
es fácil decirlo. Y te doy la razón, es fácil decirlo y difícil hacerlo. Pero
si no empiezas, más difícil será que todo vaya mejor.
Gracias a que todo esto no es nada fácil, yo tengo trabajo… y tú
también. Así que no le des más vueltas, no hay atajos para llegar a la
felicidad. Has de empezar trabajando en ti y ese es el trabajo más difícil,
pero el mejor remunerado.
¡Empieza tomando decisiones!
Por Mª Victoria Martínez Lojendio
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