miércoles, 29 de septiembre de 2010

Decir NO también es una decisión

Tomar decisiones y delegar es una habilidad que los gerentes están en la obligación de desarrollar. Cualquier decisión tomada en el universo, mientras exista humanidad, va a estar sujeta a la crítica, al análisis, a la contradicción, a la burla, a la aceptación o a la diferencia, entre otras muchas reacciones.

El punto es que estos ingredientes siempre estarán allí, no importa que tan hábil, generoso, carismático o estricto sea el gerente, así como tampoco importa si dijo sí o no; su respuesta, su decisión siempre estará expuesta en la palestra. Sin embargo, lo que realmente marcará la diferencia será su decisión, esto es lo que realmente lo identificará como líder. Me refiero a una decisión consecuente, una decisión que esté seguida de acciones.

Una decisión incluye riesgo, movimiento, acción, pero también incluye razones, las cuales no pueden, en ningún momento, por el cargo de liderazgo que se representa, estar soportadas en un beneficio personal o en un favoritismo individualizado.

El tomar la decisión no sólo imparte respeto hacia el subalterno, su tiempo, su corazón, su entorno, su futuro y su desarrollo profesional, sino que implícitamente también hace que se forje un espiral de construcción o destrucción el cual, si es construido por la indecisión, no dará lugar a ninguna decisión que pueda detenerlo.

La falta de decisión, es decir, la indecisión, la demora en su toma, en cualquier aspecto de la vida empobrece, empequeñece, minimiza, frustra, desanima, coarta el desarrollo, paraliza, inmoviliza y desperdicia sentimientos. La toma de decisión es importante.

Una decisión puede tener como respuesta única un sí o un no. Esto significa que NO también es una respuesta, que aunque no siempre sea la esperada o no sea la correcta, hace menos daño que la indecisión. Incluso si este NO fuera la respuesta correcta, después de demorarla, manejarla o sencillamente enlistarse en el comportamiento de indecisión por su dilatación, ésta tendría un efecto negativo incluso, repito, si fuera la respuesta, la decisión acertada.

Es importante entender que este discurso no significa no planear, no analizar, no considerar escenarios y lanzarse sin medida a dar cualquier respuesta. ¡NO!

Precisamente el liderazgo integral incluye un ingrediente de experiencia o intuición, lo que permite al líder actuar de manera rápida, valorando el tiempo de todos. Un líder también es responsable del tiempo, no sólo del suyo, sino del tiempo del entorno al que afecta, por lo tanto, su decisión debe incluir velocidad.

En los estudios realizados he descubierto que algunos líderes (posiblemente no esté bien usado el término en este caso), cuando se trata de decisiones que no comparten, prefieren disiparla, evadirla, obviar a sus subalternos y aparentemente delegar responsabilidades en terceros que no vienen al caso, pero sin acción consecuente. Este comportamiento no sólo hace daño al mismo líder, sino a su entorno y a su comunidad, por la posición que éste representa.

Sin embargo, aunque considero la indecisión o evadir una respuesta como de las causas más dañinas de las estructuras gerenciales, algo que puede causar un daño tan igual o mayor es el cambiar de opinión con frecuencia, es decir, el SI y NO simultáneos, el asignar mismas responsabilidades a diferentes subalternos y algo realmente dañino, el expresar verbalmente una respuesta y con las acciones demostrar lo contrario. Históricamente se ha podido demostrar que son las acciones no consecuentes, no soportadas o dilatadas en el tiempo, una causa fundamental del origen de movimientos de oposición en cualquier estadio de la vida.

Me permito concluir y resaltar este texto, expresando que el decir NO, de manera consecuente, ante una solicitud de respuesta, también es una respuesta, aunque posiblemente en ella se cargue un ingrediente adicional de coraje y valor que la actitud de evadir la misma.

Son, entonces, la integridad, el carácter y la habilidad del líder o gerente, las que serán expuestas en una situación de este tipo.

El líder no es el que más sabe, es el que tiene la habilidad de saber en dónde está el conocimiento que necesita y tomarlo en el momento apropiado.

(Angélica Camelo Daza, de nacionalidad colombiana, es Administradora de Empresas y Especialista en Pensamiento Estratégico y Prospectiva. Puede contactar con el autor desde autores@tisoc.com).