lunes, 27 de agosto de 2012

Un día de estos, no es ninguno de estos días

Por Dionisio Contreras Casado

“Por mucho que lo intento, me resulta imposible poder gestionar mi tiempo. Algo debo de hacer mal. Planifico, y no me sirve de nada. Siempre acabo haciendo lo que era para ayer, siempre acabo llegando tarde a todos los lados. Me falta tiempo.” Era lo que comentaba desesperada, el otro día en una reunión, una directora de departamento. La veía rendida, y el tiempo no le rendía.

Decía Peter Drucker, gran pensador del mundo de la empresa, que “el tiempo es el recurso más importante; quién no lo sabe administrar, no sabe administrar absolutamente nada”.

Dicen que está comprobado que perdemos más de tres horas al día en el trabajo, a causa de rutinas inadecuadas, que repercuten directamente no solo en la calidad del trabajo, sino en la calidad de las vidas de los trabajadores, que se ven sometidos a agobios y prisas para terminar la labor.

Quizá el primer error que cometen estas personas es pensar que la eficacia es una cuestión de reloj, siendo más bien que se trata de una cuestión de brújula. A menudo no saber bien adónde ir se convierte en la dificultad más grande para ser efectivo. Cuando un trabajador tiene perfectamente fijadas sus metas, es muy difícil que pierda el tiempo, pues perder el tiempo, es hacer cosas menos importantes que las que podrías hacer para llegar a ver cumplido el objetivo.

Como si fuera una mandato inquebrantable, muchos trabajadores actúan bajo la consigna “si lo quieres pronto y bien hecho, hazlo tú mismo”, y así se cargan con cantidad de trabajo que podían y deberían hacer otros. Se equipara delegar a abdicar, siendo que delegar es invertir a medio plazo.

Luego: la dispersión. Saltar de tarea en tarea, como si no se fuera consciente de que uno sólo puede ocuparse eficazmente de una cosa. Y así, buscando la actividad por la actividad, se cambia de una tarea a otra, sin reparar en que esta actitud, encarece las dos, y no sólo eso, sino que las retrasa. Y aviso a navegantes: no cuenta lo que trabajas, sino lo que terminas.

La dispersión puede tener que ver con la procrastinación, es decir con el hecho de dejar de atender algo que me supone incomodidad (aunque se que tarde o temprano lo tengo que hacer), y sustituirlo por algo que me da placer. Algo parecido a cuando a un niño se le dice que haga los deberes, y contesta que le dejes ver un poco más la tele. Así, algunos trabajadores, aplazan la realización de determinados asuntos pues implica molestia. A sabiendas de que lo tendrán que hacer.

El no fijar el momento en el que se han de hacer las cosas, favorece que permanezcan sin hacer. “Lo haré un día de estos” es prácticamente dejarlo sin hacer, ya que como dice un refrán inglés: “un día de estos, no es ninguno de estos días”

La procrastinación afecta a diversos perfiles, desde directivos que aplazan reuniones porque las prevén conflictivas o desagradables, a estudiantes que se ponen a estudiar la noche de antes del examen, trabajadores que apilan expedientes o informes antipáticos o costosos… En fin: una plaga de gente que va diciendo frases del tipo: "hay tiempo más que de sobra!, no es necesario empezar a hacerlo ya!", y cuando llega el plazo de entrega, piden una dilatada prórroga, y entonces dicen: “Solo trabajo bien bajo presión…”. Claro, es que si no, no trabajan. Siempre parecen estar esperando el momento justo.

En ocasiones se culpa al trabajo de la falta de tiempo para realizar nuestros objetivos, y así puede ser habitual ver a un gerente decir que trabaja tanto (todo es urgente), que no le queda tiempo para hablar con los trabajadores o con los clientes (aunque reconoce que es importante), y quizá en aras de realizar un buen trabajo, debería revisar sus prioridades, ya que lo importante le conduce a los objetivos, y lo urgente al estrés.

Al lío.

Dionisio Contreras Casado
Educador Social. Experto en Drogodependencias. Formador de Inteligencia Emocional

miércoles, 22 de agosto de 2012

Por que triunfa la fotogenia

Por Juan Orejas Delgado

La importancia de la apariencia física como primer contacto visual, a partir de una imagen fotográfica es algo a tener en cuenta, por ejemplo a la hora de enviar un curriculum vitae, colgar un perfil en una red social o mandar imágenes para una publicación editorial.

Ante una misma persona con igual formación académica o profesional  pero con distinta fotogenia…En una primera selección de C.V, probablemente, el seleccionador elegirá a la persona con mayor atractivo físico, después entran otras variables que serán analizadas mediante entrevista personal…

Lo mismo ocurre con las redes sociales, los perfiles más visitados claramente pertenecen a personas atractivas físicamente.

¿Pero, sólo triunfan las personas físicamente atractivas?

Digamos que a simple vista si, aunque afortunadamente para las personas no tan guapas existen otras variables, tales como por ejemplo, personalidad, carisma, simpatía, don de gentes, etc.…

¿Así que, cómo triunfar ante los guapos?

Ardua cuestión, afortunadamente existen profesionales que pueden echarnos una mano…a parte de los cirujanos plásticos, claro.

Lo primero que oiremos puede ser algo parecido a esto…

El atractivo físico no lo escogemos, ser guapos o feos, depende de variables que no podemos controlar, es algo accidental y por lo tanto debemos convivir con ello a lo largo de nuestra existencia por que será muy difícil cambiarlo.

Sin embargo, lo que sí se puede hacer es tomar medidas paliativas, que pueden ayudarnos frente a esos seres afortunados por el toque de la belleza.

Consejos tales como los siguientes están a la orden del día:

- Cuidado personal y ejercicio físico.
- Estar atentos con la alimentación y el sueño.
- No abusar del stress, del tabaco, el alcohol, etc.…ello incide en el equilibrio mente cuerpo.
- Cuidar nuestra forma de vestir, que nuestra apariencia refleje lo que realmente nos proponemos.
- Cuidar nuestro lenguaje tanto verbal como no verbal…etc.

La perfecta armonía de estos factores, puede hacer que tengamos éxito y consigamos crear nuestro Branding personal o marca propia.

Algo que por otra parte, afortunadamente, está desarrollándose a pasos agigantados en nuestro país, por profesionales que ejercen el coaching personal, el branding personal, la asesoría de imagen etc.

Sin embargo he apreciado que la mayoría de estos profesionales, no suelen tener en cuenta la importancia de la fotogenia del candidato.

Me refiero a aspectos tales como la disposición psicológica ante una situación artificial, el sentirse cómodo y sacar el mayor partido a su fotogenia. El saber estar y saber cuál es el lado más fotogénico del candidato. El saber coordinar perfectamente el  equipo compuesto por peluquería, maquillaje, estilismo y fotografía.

Todo ello encaminado, como si fuese una pequeña terapia de la cual resulta reforzada la autoimagen, la parte física de la persona.

Desde una perspectiva holística referente al desarrollo personal, creo profundamente que el desarrollar la fotogenia en el individuo, hace que este, se sienta más seguro de sí mismo reforzando así, su propia marca personal.

Por Juan Orejas Delgado, Licenciado en Psicología por la Universidad de Barcelona, Diplomado en Publicidad por EAE y Máster en Marketing por EADA.

jueves, 9 de agosto de 2012

El liderazgo gerencial

Por Gilbert Aubert
La investigación que se ha realizado y la literatura que se ha escrito sobre liderazgo desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días es bastante amplia y variada. Hoy día encontramos el concepto de liderazgo cargado de numerosos mitos que dificultan su implantación y desarrollo.
Según el Diccionario de la Lengua Española, liderazgo se define como la dirección, jefatura o conducción de un partido político, de un grupo social o de otra colectividad. El Diccionario de Ciencias de la Conducta, define el liderazgo como las cualidades de personalidad y capacidad que favorecen la guía y el control de otros individuos. Kotter define a los líderes como personas capaces de crear y comunicar visiones y estrategias, y afirma que el liderazgo versa sobre cambio.  Chiavenato destaca que liderazgo es la influencia interpersonal ejercida en una situación, dirigida a través del proceso de comunicación humana a la consecución de uno o diversos objetivos específicos.
Después de trabajar muy de cerca por más de 20 años con decenas de grupos gerenciales de empresas nacionales, centroamericanas y multinacionales, y haber estudiado a muchos autores que han escrito sobre el tema, como Blake y Mouton, Fiedler y Vroom, John Maxwell, Ken Blanchard, Margret Weathley, Peter Drucker, Stephen Covey y Robin Sharma, se puede afirmar que liderazgo es el proceso de influir en las personas para encauzar sus esfuerzos hacia la consecución de metas específicas. Por eso es que el liderazgo gerencial es un incuestionable forjador de cultura organizacional. El liderazgo gerencial es un continuo conformado por cuatro dimensiones:
1. Liderazgo Personal
El Liderazgo Personal o auto liderazgo, es cuando el líder está consciente de la manera  cómo piensa y actúa al liderarse a sí mismo. Cuando alcanza la seguridad y la autoestima necesarias para vencer barreras mentales, descubrir el sentido de la vida, enriquecer las actitudes, los hábitos, la calidad de vida y el carácter del individuo, aprovechar al máximo los dones propios y desarrollar su inteligencia emocional. Es el desarrollo de la dimensión intrapersonal o sea yo con yo mismo, el conocimiento de uno mismo, la actitud mental positiva, el buscar propósito y significado a la vida, el creer que lo que se hace vale la pena, la automotivación.
2. Liderazgo de Influencia
Es el liderazgo hacia la gente, que incluye el saber manejar las dimensiones de la comunicación para promover la colaboración y mantener un clima  organizacional favorable, hacer que los integrantes del equipo construyan confianza, eliminen temores, acepten retos, tengan creencia en ellos mismos y logren resultados. Es influenciar a otras personas para que realicen cosas que normalmente no harían,  impactar a la gente. Es el desarrollo de habilidades que incluyen el desarrollo de la dimensión interpersonal, o sea yo con los otros, con los demás. Es ser un ejecutivo que desarrolla habilidades de Coaching para ser mejor líder con su equipo, crear un mejor ambiente de trabajo y aumentar la satisfacción de sus colaboradores.
3. Liderazgo Estratégico
Gracias al Liderazgo estratégico se adquiere postura, se establece el rumbo, se orientan las acciones y se alinean los esfuerzos del equipo de trabajo. El liderazgo estratégico define la visión, la misión y los valores compartidos, y ayuda a diseñar el mapa estratégico. Este liderazgo adapta la organización hacia las nuevas exigencias del mercado competitivo, y brinda las herramientas y estrategias necesarias que permitan que los vientos de cambio lleven la organización hacia el logro de la visión y hacia donde se quiera ir, y no hacia donde los vientos de cambio la quieren llevar.
4. Liderazgo de Resultados    
El liderazgo de resultados es la consecuencia del auto liderazgo, del liderazgo hacia las personas y del liderazgo estratégico. En la dimensión del liderazgo de resultados, el líder optimiza y operativiza la estrategia, logrando resultados y creando mayor capacidad organizacional. Este liderazgo transforma la organización. Hace del servicio al cliente el motor de desarrollo de la empresa para fidelizar a los clientes y maximizar los activos; y se caracteriza por la  toma rápida de decisiones, que gozan de respaldo de parte todo el personal de la organización. Conoce y utiliza técnicas y herramientas para solucionar conflictos, sabe negociar, resuelve problemas.
Pareciera que estas cuatro dimensiones nunca se terminan de desarrollar, ya que cuando parece que se termina con el liderazgo de resultados, se vuelve a iniciar de nuevo el ciclo con el liderazgo personal.
Recordemos, como afirmó Maxwell, que para llegar a ser un buen líder, se debe ser una persona segura, porque llevar a su gente hasta la altura de su potencial, puede significar incluso que lo superen.
El autor es Coach Ejecutivo, recibió entrenamiento por Coachvillle Spain/TISOC, Director Grupo Desarrollo Humano.