viernes, 15 de julio de 2011

Sociedades: De hormigas y organizaciones

Lic. Olga Edith López

¿Cuál es el éxito del trabajo de las hormigas? ¿Por qué son considerados estos pequeños animales como una organización? ¿En qué radica el poder de su trabajo?

Las hormigas son insectos que forman colonias. Estas colonias son descritas a veces como superorganismos o sociedades, dado que las sus integrantes parecen actuar como una entidad única, donde se trabaja colectivamente en apoyo de la colonia. Su organización y mecanismos de acción han hecho que quienes las analizan hayan creado ciertos paralelismos entre las hormigas y las sociedades humanas; es más, se han llegado a tomar las hormigas como ejemplo de organización laboral perfecta de la que el hombre y las empresas deberían aprender. Y sí, hay muchas similitudes.

Así como las sociedades humanas difieren unas de otras, las colonias de hormigas también. Y esto trae como consecuencia diferencias de comportamiento entre grupos y que no todas las colonias funciones de la misma forma; un punto más entre el paralelismo hormigas-humanos.

Están las hormigas buldog - hormigas gigantes australianas - cuyo comportamiento social está poco desarrollado en comparación con otras especies. Cada individuo caza solo, utilizando como recurso sus grandes ojos en lugar de sus sentidos químicos (comunicación con otros individuos de la especie por medio de feromonas) para encontrar sus presas. La individualidad prima. ¿Parecido con la humanidad?

Por su parte, las hormigas de la especie Tetramorium caespitum atacan y capturan colonias vecinas; otras similares, expansionistas también, pero menos agresivas, capturan hormigas vecinas y las esclavizan para su beneficio.

También están las hormigas parásitas, como la especie Strumigenys xenos, totalmente dependiente de la colonia de hormigas hospedadoras, tal vez por no tener la primera capacidad obrera. ¡Y usan sus feromonas para engañar y abrirse espacio en la nueva comunidad!

Cualquier parecido con nuestra realidad es pura coincidencia.

Contrario a lo que muchos piensan, no todas las colonias tienen una única reina (jefe); algunos hormigueros tienen múltiples reinas, mientras que otros pueden existir sin ellas y aun así funcionar perfectamente. En las especies que tienen varias reinas, una de ellas puede abandonar el hormiguero, junto con algunas obreras, para fundar una nueva colonia en otro lugar.

¿Parecido con las sociedades humanas? Sí, mucho.

Pero aun cuando hay diversos comportamientos en las hormigas según su especie, también en ellas se destaca (salvo las hormigas buldog y las parásitas) una organización social y de trabajo admirable, que es la fuente principal del paralelismo con los humanos.

Se considera que el éxito de la labor organizacional de las hormigas consiste en su capacidad productiva, que se lleva a cabo gracias al excelente trabajo en equipo realizado, trabajo que deviene de una comunicación efectiva, eficaz y eficiente, de la habilidad para no estancarse ante los obstáculos y del correcto desempeño de cada individuo en la labor que le compete. En otras palabras: comunicación, capacidad de resolver problemas y división del trabajo.

Las hormigas son incansables trabajadoras y tienen un nivel "jerárquico laboral" que se respeta, según el cual, por orden natural, cada miembro de la colonia desempeña el oficio que le corresponde de manera "competente", funcionando así su trabajo como todo un mecanismo.

Parte de ese trabajo ejemplar se basa en su sistema de comunicación, a partir de feromonas, sustancia química que desprenden para determinar a qué grupo de trabajo pertenecen (división de trabajo), dejar rastro, alertar sobre peligros y, en general, para transmitir información dentro de la colonia. Y como dato curioso, en las especies donde hay reinas, las hormigas obreras empiezan a criar nuevas reinas cuando la dominante deja de producir la hormona específica que la identifica como tal. Asimismo, algunas hormonas producen ciertos sonidos que les permiten comunicarse con su colonia y con otras especies.

Su éxito también radica en su nivel de aprendizaje, base para la solución de problemas. Aunque muchos animales pueden imitar comportamientos, las hormigas se destacan por su aprendizaje interactivo. Unas enseñan a otras ciertas tareas específicas, así, la hormiga alumna obtiene conocimientos de su tutora y desarrolla habilidades. El proceso de enseñanza - aprendizaje es curioso, pues la tutora y la alumna reconocen cómo va el progreso de la otra, lo que permite modificar el ritmo cuando sea necesario.

En relación con los comportamientos de las hormigas ante problemas presentes en la ejecución de una actividad y la división del trabajo, un experimento realizado deja resultados asombrosos, que muchas veces los humanos no presentamos. El experimento consiste en dividir un grupo de obreras en dos subgrupos: al primero se le deja trabajar libremente y se le recompensa, se le "motiva" por su labor, mientras que al segundo grupo se le hace fracasar siempre. El resultado: el primer grupo aumenta su productividad; el segundo, luego de intentar sobrepasar de variadas formas los obstáculos impuestos, cambia de actividad, sin abandonar su colonia. ¡Sigue colaborando a la organización por medio del desarrollo de nuevas habilidades! (bueno, aunque hay ciertas hormigas que desertan y crean hormiguero independiente, llevándose con ellas otras hormigas obreras).

Sí, estos comportamientos también están presentes en los humanos: capacidad de comunicación, habilidades de aprendizaje, competencia para solucionar problemas, trabajo en equipo, parasitismo, individualismo, deserción, sociedades con uno o varios jefes al mando. Y en las organizaciones, vistas como pequeñas sociedades, se evidencian con más fuerza, quizás.

Surge entonces los siguientes interrogantes: ¿por qué los hombres - homo sapiens - no podemos mejorar como organización si tenemos más recursos y capacidades que las hormigas? ¿Por qué, si contamos con la facultad del lenguaje, no logramos superar las brechas comunicativas que entre nosotros se presentan? ¿Por qué nos rendimos tan fácil ante cualquier obstáculo y desertamos de una labor sin más, sin tan siquiera contemplar otras posibilidades de acción? ¿Por qué no vemos o descubrimos las múltiples competencias que podemos desarrollar, sino que nos quedamos en unas cuantas?

Que el paralelismo hormigas - hombres no dé cuentas de una mejor organización en las primeras.

(La autora es Lic. en Lenguas Modernas de la Universidad Pedagógica Nacional y realizó estudios de Maestría en Lingüística Española en el Instituto Caro y Cuervo en la ciudad de Bogotá. Actualmente es la editora de ERDC y es la Editora General del sello colombiano Editorial Sumasaberes).

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