El discurso organizacional es la base de la empresa, es su imagen, su soporte, la base de su comunicación y de la idea que desea transmitirse tanto en su interior como hacia el exterior. En él se establece y conforma la idea de negocio y la identidad corporativa, la identidad de la sociedad que de él surge, sociedad a partir de la cual, a su vez, se modifica; en él se da la interacción, la cultura empresarial, la comunicación.
Lic. Olga Edith López
Desde la textolingüística, el discurso se define como un entretejido de significaciones que tienen su razón de ser en la interacción social. Estas significaciones cobran un sentido propio para quienes hacen parte de esa interacción comunicativa en el contexto y momento particulares donde y cuando esta se lleva a cabo, de ahí la importancia de identificar los contextos comunicativos en los que nos desenvolvemos para así adecuar de manera pertinente nuestro discurso y adaptarlo al del medio. Uno de esos contextos es el organizacional, donde se origina el denominado discurso organizacional.
Como lo señala la profesora Norma Vanegas en su libro Construcción del discurso, "todo ser humano es un sujeto discursivo, que se mueve en medio de discursos socioculturales que él mismo crea y transforma, y que a su vez lo transforman, como una forma de acción comunicativa que se vale del lenguaje". De esta forma, el lenguaje, capacidad que tenemos de abstraer, conceptuar y comunicar la realidad, es visto además como un sistema complejo conformado por valores, ideologías y experiencias que nacen y se hacen en la vida social. Así, todo sujeto crea sus propios discursos a partir de los cuales establece sus valores y esquemas individuales, sociales y culturales del mundo en el que está inmerso.
Como acción sistémica el discurso comporta diferentes dimensiones, a saber: cognitiva, semántica, comunicativa, pragmática, sociocultural y sintáctica. La dimensión cognitiva hace referencia al conocimiento del mundo (externo e interno), del marco de referencia, la interacción, la experiencia social y la elaboración cognitiva de la información. A la dimensión semántica le corresponde explicar el proceso de significación y elaboración de sentido del discurso. La dimensión comunicativa permite la interacción social. La dimensión pragmática aborda los actos de habla por medio de los cuales se comunica un mensaje (el decir, lo dicho, su recepción y comprensión por parte del interlocutor y el cambio que se da en éste). La dimensión sociocultural hace posible el contexto donde se enmarca el discurso. Por medio de la dimensión sintáctica se verbaliza el discurso.
Las organizaciones, como los individuos, son sujetos discursivos complejos por ser macrosistemas; en ellas debe haber un consenso de los microsistemas sobre la elaboración de un discurso propio y unificado que identifique a todas y cada una de las partes, es decir, que cree identidad.
Como lo señala Venegas, "el discurso organizacional se muestra complejo por la diversidad de formas como se manifiesta, por las formas lingüísticas y extralingüísticas que comporta y en cuanto a las modalidades en que se concreta". Esto supone la necesidad de conocer los principios textuales y socioculturales que dirigen la construcción discursiva coherente, cohesiva y adecuada para el acto de comunicación específico; se crean y analizan discursos contextualizados dentro de realidades sociales particulares. Así, tanto la producción como el análisis discursivos (entendiendo el discurso como una acción sistémica) consideran una amplia red de subsistemas interrelacionados. De esta forma, el discurso no se refiere a la frase o expresión verbal aislada del contexto, sino que debe relacionarse con los subsistemas mencionados antes.
En primer lugar, en el discurso organizacional hay ideologías basadas en esquemas de valores propuestos desde la misión y la visión de la organización (dimensión interna), que va dirigido a la colectividad, que dirige a dicha colectividad, pero que, a su vez, se nutre y transforma de esa misma colectividad; recordemos que el discurso crea sociedad y se recrea a partir de la sociedad misma. Se trata, pues, de una identidad organizacional en contexto. A su vez, el discurso crea nuevos objetos de conocimiento en contexto, por las interacciones que implican cambios. Asimismo, permite el crecimiento del estatus y la comprensión de las personas que están en el interior de la organización, el entendimiento dentro y fuera de la organización (hablar el mismo idioma).
Desde el enfoque sistémico, la construcción del discurso organizacional favorece el esquema de las organizaciones inteligentes, de las empresas que aprenden, por tres razones: 1) porque se crea identidad y compromiso; 2) porque se construyen nuevos espacios, lugares, ideologías e intereses por medio de la interacción de los subsistemas que conforma la organización y el discurso mismo, esto a partir de la revisión, evaluación y valoración del discurso, de la integración de voces; 3) porque se disminuyen las distancias y fronteras ideológicas y conceptuales entre los miembros de la organización; 4) porque a partir del trabajo en equipo, la enunciación del discurso colectivo consolida la inteligencia de la organización.
Y aquí es necesario aclarar que la enunciación se refiere a la manera como se expresa el discurso, a la verbalización de las ideas, de las ideologías, de los valores y esquemas compartidos. De acuerdo con este enfoque, el discurso corporativo se centra en lo que se quiere decir, sí, pero también en la manera como se dice, pues de ello depende tener los efectos que se desean de parte del interlocutor. La locución (lo que se enuncia) y la ilocución (intención comunicativa) adecuadas permiten la perlocución deseada (reacción en el interlocutor). ¿Cómo da usted órdenes en su empresa? ¿Da órdenes o delega trabajos? ¿Cómo es la comunicación escrita y virtual de su empresa, fría y distante, o cálida y de confianza? ¿Cómo se elaboran los discursos que recibirán los agentes externos a su organización? ¿El discurso de su empresa refleja lo que ella es?
El discurso organizacional desde el enfoque sistémico ha de ser tenido en cuenta por los coaches en su proceso de acompañamiento a las empresas, pues permite guiar al individuo y a la colectividad de una manera diferente en relación con la organización y su discurso. Bajo esta perspectiva las personas en las organizaciones consolidan la visión compartida de la organización; mantienen una visión sistémica de los contextos locales y del global; estructuran modelos mentales y crean nuevos y más flexibles patrones de pensamiento; aprenden a aprender en equipos y a comunicarse mejor para lograr ese propósito; amplían y mejoran sus habilidades de comunicación, un beneficio para su vida personal y profesional y, por ende, para la empresa.
Para terminar y citando a la profesora Vanegas, "las organizaciones productivas y competitivas serán las que puedan sistematizar los discursos más significativos, pertinentes y contextualizados de su gente, para construir conocimiento (…) En el conversar con el otro, las personas se deben volver sensibles a las coherencias e incoherencias de sus discursos con respecto a la misión, la visión y los contextos global y local de la organización".
Así, es importante preguntar: ¿su empresa tiene un discurso organizacional propio? De ser afirmativa la respuesta, ¿cómo lo manifiesta en el interior de la empresa?, ¿cómo lo transmite a la sociedad externa a su organización? Motivar una comunicación y un discurso claro y abierto es clave en el coaching.
(La Profa. López es Lic. en Lenguas Modernas de la Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá-Colombia, Mg. en Lingüística Española, docente univerisitaria y editora de ERDC. Puede contactar con la autora desde autores@tisoc.com).
No hay comentarios:
Publicar un comentario