En el trabajo cada vez
disfrutamos de menos tiempo de calidad. Una hora u hora y media de pura
concentración haciendo tareas clave, es un auténtico tesoro. Pero cada vez
cuesta más encontrar momentos así. ¿Por qué no inventarlos? Las reuniones
contigo mismo pueden ser una opción.
¿Alguna vez has estudiado en una biblioteca? ¿Alguna vez te has metido solo en una sala a trabajar en algo? Pues precisamente buscamos eso.
¿Alguna vez has estudiado en una biblioteca? ¿Alguna vez te has metido solo en una sala a trabajar en algo? Pues precisamente buscamos eso.
Las reuniones contigo mismo
son en realidad ratos en los que no vas a estar para nada ni para nadie.
Totalmente off metido en una sala o en una zona alejada de la
actividad y los ruidos.
Llevan el título de
«reunión» porque la idea es que esos momentos se asemejen a una reunión: 1) se
planifican con tiempo 2) hay una agenda y objetivos 3) no se improvisa, se
preparan 4) se ciñen a un horario de inicio y fin 5) no hay distracciones ni
interrupciones.
Vas, entras, trabajas,
consigues, sales.
¿Son necesarias?
¿Es necesario el
deporte? Seguro que puedes vivir sin él pero si lo practicas vivirás mejor. Lo
mismo con este tipo de recursos de productividad. Lo que en concreto te van a
aportar estas “reuniones” es conseguir tiempo (cada semana, cada día) para
focalizarte en tareas de alto valor: en analizar, solucionar, crear… Las cosas
que cada vez nos cuesta hacer más en el trabajo.
Llevo recomendando
este recurso durante años y el feedback que obtengo no puede ser mejor. Es
especialmente recomendado si tienes un puesto de dirección, donde uno tiende a
interrumpir y dejarse interrumpir mucho, y donde se hacen muchas cosas y nada a
la vez (sí, no se para, mucha actividad pero no tanta productividad).
El tiempo de calidad es un animal en peligro de extinción. Ni tu jefe ni tus compañeros te lo van a regalar. Hay que buscarlo, hacer que pase.
¿Cómo prepararlas?
Si quieres que lo de
tener una “reunión contigo mismo” no se quede en una anécdota, hay varios
ingredientes esenciales:
·
Planifícalas con tiempo, con varios días/semanas por delante. Por ejemplo: el
jueves/viernes de esta semana planifico las reuniones conmigo de la semana que
viene.
·
Bloquea tu agenda. Es importante que los demás vean que tienes una reunión.
·
No la muevas. Habrá tentaciones de todo tipo para cancelar o mover esa
reunión. Sé estricto y sigue con tu plan.
·
Prepárala bien. No vayas “a trabajar mucho” a esa reunión. Marca objetivos,
recopila el material y las herramientas que necesitarás, y decide claramente lo
que vas y NO vas a hacer.
·
Elimina distracciones. Sería una incongruencia aislarse para trabajar y dejarse
distraer por ejemplo por el móvil. Pero puede pasar. Haz que esa reunión te
cunda de verdad y pasa de notificaciones y chequeos.
Hay personas que echan
mano de este tipo de “reuniones” de forma puntual: ante un pico de trabajo o
cuando necesitan concentrarse en una tarea especialmente delicada. Y hay otras
que las han incorporado en su rutina diaria y semanal. Tanto como comprobar su
Email.
Entre las reuniones
contigo mismo, y los oasis en el trabajo, puedes empezar a
encontrar más tiempo de calidad con el que elevar el nivel de tus tiempo de
trabajo. No es trabajar más duro, sino hacerlo mejor.
Por Berto Pena
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